Nacer con las mañanas

Nacer con las mañanas

lunes, 5 de diciembre de 2011

BUSQUEMOS LAS CUALIDADES







Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.


Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El


martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que


tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además,


se pasaba el tiempo golpeando.


El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado


el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que


sirviera de algo.


Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la


expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y


siempre tenía fricciones con los demás.


Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el


metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás


como si fuera el único perfecto.


En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.


Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente,


la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.


Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la


deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y


dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el


carpintero trabajo con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace


valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y


concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".


La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el


tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y


limar asperezas, y observaron que el metro era preciso y exacto.


Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de


calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar


juntos.


Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán.


Cuando una familia, una iglesia o el personal de una empresa busca a


menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y


negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los


puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros


humanos.


Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero


encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son


capaces de inspirar todos los éxitos humanos.





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