Nacer con las mañanas

Nacer con las mañanas

viernes, 13 de mayo de 2011

PADRES MALOS

ESE TEXTO ES IMPERDIBLE,NO TIENE DESPERDÍCIO, LOS DEJO CON ESA REFLEXIÓN
PORQUE LA VIDA ES HECHA DE MOMENTOS..... DISFRUTENLO
MIS CARIÑOS
LIANE FELIZ



El siguiente texto fue entregado por el profesor de Ética y Ciudadanía de la escuela Objetivo/Americana, Sr. Roberto Candelori, a todos los alumnos de su clase, para que lo entregasen a sus padres.
La única condición solicitada por el profesor fue que cada alumno permaneciera al lado de sus padres hasta que ellos terminaran la lectura.


Padres Malos
(Dr. Carlos Hecktheuer, Medico Psiquiatra)
“Un día, cuando mis hijos estén lo suficientemente crecidos para entender la lógica que motiva a los padres y madres, yo habré de decirles:
• Los amé lo suficiente como para haberles preguntado a dónde iban, con quién iban y a qué hora regresarían.
• Los amé lo suficiente para no haberme quedado callado y para hacerles saber, aunque no les gustara, que aquél nuevo amigo no era buena compañía.
• Los amé lo suficiente para hacerles pagar las golosinas que tomaron del supermercado o las revistas del expendio, y hacerles decir al dueño: Nosotros nos llevamos esto ayer y queremos pagarlo.
• Los amé lo suficiente como para haber permanecido de pie dos horas, junto a ustedes, mientras limpiaban su cuarto, tarea que yo habría hecho en 15 minutos.
• Los amé lo suficiente para dejarles ver además del amor que sentía por ustedes, la decepción y también las lágrimas en mis ojos.


Y cualquiera de estos días, cuando mis nietos hayan crecido lo suficiente para entender la lógica que motiva a los padres y madres; cuando ellos les pregunten si su madre era mala, mis hijos les dirán:

“Sí, nuestros padres eran malos. Eran los padres más malos del mundo... Los otros chicos comían golosinas en el desayuno y nosotros teníamos que comer cereales, huevos y tostadas. Los otros chicos bebían gaseosas y comían papas fritas y helados en el almuerzo y nosotros teníamos que comer arroz, carne, verduras y frutas.
Mamá y Papa tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y qué hacíamos con ellos.
Insistían en que le dijéramos con quién íbamos a salir, aunque demoráramos apenas una hora o menos. Ellos nos insistían siempre para que le dijéramos siempre la verdad y nada más que la verdad.
Y cuando éramos adolescentes, no sé cómo, hasta conseguían leernos el pensamiento.
¡Nuestra vida sí que era pesada!
Ellos no permitían que nuestros amigos nos tocaran el claxon para que saliéramos; tenían que bajar, tocar la puerta y entrar para que ella los conociera.
A los 12 años, todos podían volver tarde por la noche, nosotros tuvimos que esperar como hasta los 16 para poder hacerlo, y aquellos pesados se levantaban para saber si la fiesta había estado buena (sólo para ver en qué estado nos encontrábamos al volver).
Por culpa de nuestros padres, nos perdimos inmensas experiencias en la adolescencia.
Ninguno de nosotros estuvo envuelto en problema de drogas, robos, actos de vandalismo, violación de propiedad, ni estuvimos presos por ningún crimen.

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